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sábado, 28 de marzo de 2020

'Un juego de caballeros': El fútbol y la lucha de clases

Desde que el mundo es mundo siempre ha habido lucha de clases. De un lado los poderosos, que quieren mantener su estatus. Y de otro el pueblo, que sostiene sobre sus hombros el peso de una nación. Es verdad que en ambas clases hay excepciones. Por ejemplo entre el poder hay gente que empezó desde abajo y a base de esfuerzo y sacrificio alcanzó la cima. Y además no olvida de donde viene (como Craig Parkinson en la serie que voy a tratar de recomendar a continuación). También está quien le ha venido todo dado y mira por encima del hombro al resto. No falla.


Del mismo modo entre la plebe está quien se sacrifica a diario en su trabajo por una vida digna. El que no busca más ambición que llevar un plato de comida a casa y disfrutar de tiempo de ocio sin problemas. O incluso el que trepa sin dar palo al agua, a base de mentiras en muchas ocasiones con el único fin de alcanzar una cuota de poder. Tampoco falla.

En fin, que unos y otros, a lo largo de la historia, han luchado por mantener un cierto equilibrio social. Así ha ido avanzando la humanidad. Y esa "pelea" también se ha trasladado en multitud de ocasiones al deporte. En el caso que hoy me ocupa: al fútbol.


Desde su inicio solo unos pocos querían apropiarse del fútbol. 

Ya desde sus albores, el fútbol estaba dominado por un pequeño estrato dominante de personas. Ricos, empresarios, banqueros. Sin embargo el fútbol es tan grande, tan mágico, que es imposible arrinconarlo para unos pocos. Rápidamente se expande y pasa de ser un deporte a la mayor vía de escape de un pueblo, una región o un país. El equipo de fútbol es sinónimo de unión, de orgullo. Es el motor que hace que una comunidad pueda permitirse el bendito lujo de desafiar a la élite. Así de grande es el fútbol.


En el terreno de juego no hay clases sociales, solo esfuerzo, talento y ambición.

De modo que viajamos a la Inglaterra del siglo XIX. Al nacimiento de este glorioso deporte que hoy es seguido por millones de personas del planeta. Y en esa Inglaterra se da todo lo que anteriormente he descrito. Poderosos y humildes, cada uno con su propia idiosincrasia. Personas que tratan de sobrevivir a este siglo con la mayor dignidad posible. Ciudadanos que son un universo en sí mismos hasta que convergen en un todo: el fútbol. Ese es su nexo de unión. Y ese es Un juego de caballeros.

Así empezó todo

Un juego de caballeros es el título de la miniserie de Netflix, de seis capítulos y una media de 45 minutos por capítulo, que en estos días de confinamiento sirve como bálsamo para aquellos que nos hemos quedado sin el deporte rey por antonomasia por esta maldita pandemia.

Kevin Gutrhie da vida a Fergus Suter, el primer jugador de fútbol profesional.

Basada en hechos reales y del creador de Downton Abbey, Julian Fellowes, Un juego de caballeros mezcla el fútbol y la lucha de clases de la época a través de personajes muy bien elaborados y una ambientación sobresaliente.

Hay épica, hay drama. Hay incluso lugar para la comedia. Una notable recreación de la sociedad del momento en ese pequeño pueblo de algodoneros, Darwen, que quiere conservar lo que es suyo y ganarse un nombre a través del fútbol.

Darwen, el pueblo que vive una crisis económica y ve en fútbol su vía de escape.

Así el balón rueda de forma primitiva mientras se suceden amores, desamores, huelgas, peleas (el advenimiento de los 'hooligans' pasa de forma superficial) y un largo etcétera. Todo conjugado en seis minutos. Con dos claros protagonistas: Edward Holcroft (como Arthur Kinnaird) y Kevin Guthrie (como Fergus Suter, considerado el primer jugador de fútbol profesional de la historia).

Uno y otro viven realidades paralelas. Pertenecen a clases distintas. Y chocan en el barro, con una pelota por delante. En el terreno de juego no hay dinero, ni trajes. Solo hay ganas, talento y esfuerzo. Una lucha de titanes. Una épica que es donde Un juego de caballeros se hace fuerte. Y sin embargo, pese a su fantástico inicio, acaba en un segundo plano dando mayor protagonismo al drama de los personajes.


El fútbol no solo se juega en el campo, también en los despachos.

Esto no es sinónimo de aburrimiento. De hecho hay buenos momentos a lo largo de la serie en este estadio: el dramático. Sobre todo en la evolución de los dos protagonistas. Más acusado este desarrollo en Kinnaird. Y por cierto, dos grandes interpretaciones en dos actores que ya han demostrado valía en Kingsman (Edward Holcroft) o Dunkerque y Amanece en Edimburgo (en el caso de Kevin Guthrie).

Cambiar las reglas

Pero ya digo, a mi donde más me gana esta miniserie de Netflix es en el terreno de juego. Con aportaciones de otros secundarios como James Harkness, en el papel de Jimmy Love, otro de los que cambio para siempre este deporte, para ser lo que hoy día conocemos.

Kevin Guthie y Niamh Walsh.

Ese conflicto por dejarlo todo como está. Porque el fútbol sea solo de unos pocos. Frente a quienes tiran la puerta abajo y quieren que este deporte se expanda. Sea de todos. Ahí está a mi juicio,junto al significado de este deporte en la clase trabajadora, la auténtica victoria de Un juego de caballeros.

Sin desmerecer, por supuesto, como ese cambio de reglas trasciende lo deportivo, como digo, a lo social. Y aquí los papeles femeninos cobran fuerza. Empezando por Charlotte Hope, esposa de Kinnaird y que protagoniza su propia lucha como mujer independiente dentro de los poderosos. Tiene su contrapunto en Niamh Walsh, de la plebe y de quien yo personalmente me enamorado. Papelones ambos. Si bien estoy esperando en todo momento que la acción vaya de nuevo al barro y con el balón de por medio.

Charlotte Hope da vida a Alma Kinnaird, que vive su propia lucha por la independencia.

Julian Fellowes se decanta más por el trasfondo dramático que por la heroicidad deportiva. Una forma de agradar a todos los públicos y de llegar a más gente. Sea como sea, Un juego de caballeros es ahora mismo una buena forma de escapar de esta pesadilla llamada coronavirus que nos ha tocado vivir en el siglo XXI. Y también un ejemplo de como el esfuerzo, el trabajo y el sacrificio hace ganar partidos (batallas) que parecen imposibles.


Ficha Técnica


Título original: The English Game

Año: 2020

Duración: 45 min., 6 capítulos

Género: Deporte / Drama / Hechos Reales

País: Reino Unido Reino Unido

Dirección: Julian Fellowes (Creator), Birgitte Stærmose

Guion: Julian Fellowes, Gabbie Asher, Geoff Bussetil, Tony Charles, Oliver Cotton, Sam Hoare, Ben Vanstone

Música: Harry Escott

Reparto: Edward Holcroft, Kevin Guthrie, Charlotte Hope, Joncie Elmore, Niamh Walsh, Mark Fisher, Kerrie Hayes, Tina Louise Owens, John Alan Roberts, Jeff Slater, Sammy Hayman, Lara Peake, Kelly Price, Joshua Tomkins, Philip Gascoyne, Keith Lomas, Michael Nardone, Alec Newman, Lewis Clift, Richard McCabe, Anthony Andrews, Charles Armstrong, Ben Ashenden, Ben Batt, Kate Dickie, Harry Michell, Kate Phillips, Craig Parkinson, Richard Dixon, Natalie Gavin, James Harkness, Philip Hill-Pearson, Daniel Ings, Gerard Kearns, Sam Keeley, Sylvestra Le Touzel, Henry Lloyd-Hughes

Puntuación: 8/10

2 comentarios:

  1. Ya me la han aconsejado hoy mismo también, como amante del fútbol que soy, me resulta interesante esta propuesta.
    Un saludo

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    1. Seis capítulos de 45 minutos de media. Muy asequible estos días. Los momentos de fútbol para mi son los mejores

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