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lunes, 27 de octubre de 2014

Diez películas imprescindibles para la noche de Halloween

Halloween, la noche del miedo. De ser una fiesta pagana procedente de tierras irlandesas, víspera del día de todos los santos, a convertirse en la noche del terror. Así ha calado la madrugada del 31 de octubre al 1 de noviembre en el imaginario colectivo, gracias, sobre todo, al impulso que en la década de los felices años veinte le otorgó la cultura estadounidense. Empuje al que sin duda ha contribuido el cine con un sinfín de películas de terror y misterio que ha inspirado las mejores historias de fantasmas, brujas, vampiros, zombies u hombres lobo. Ejemplo de ello son estas diez películas que en esta noche de Halloween cobran más significado que nunca.

El ladrón de cadáveres (1945)

Boris Karloff y Bela Lugosi.
En 1831, el joven estudiante de medicina, Donald Fettes (Russell Wade), llega a Edimburgo para ponerse bajo las órdenes del respetado cirujano y profesor Wolf 'Toddy' MacFarlane (Henry Daniell), asistiéndole en sus clases de anatomía como aprendiz. En sus lecciones, el reputado doctor utiliza cadáveres recién muertos y frescos, suministrados por un siniestro cochero llamado John Gray (Boris Karloff), que obtiene los cuerpos mediante métodos poco ortodoxos. Esa labor maligna, conocida por MacFarlane, es utilizada como chantaje por el terrorífico Gray, poniendo al profesor en serios aprietos.

El ambiente lúgubre y tenebroso bajo el que se precipitan los acontecimientos es uno de los puntos fuertes de está película, basada en un relato de Stevenson de 1884. La tensión palpable con la que se desarrolla la trama produce una inquietud dolorosa, dejando para el recuerdo la aterradora interpretación de un descomunal Boris Karloff, maestro del cine de terror y que regala una secuencia final apoteósica. Como curiosidad y auténtico morbo, la fugaz aparición de Bela Lugosi, otro genio del género y enemigo íntimo del propio Karloff. Toda una delicia visual ver a los dos juntos en pantalla.

La noche de los muertos vivientes (1968)

Los potentes rayos procedentes de un satélite provocan la resurrección de los muertos, que regresan al mundo de los vivos sedientos de sangre. Barbra (Judith O'Dea) es testigo de este hecho insólito mientras asiste al entierro de un pariente en Pennsylvania, donde es atacada por un zombie que la obliga a refugiarse en una granja cercana. Allí se encuentra con Ben (Duane Jones), otro superviviente del holocausto caníbal que se ha desencadenado por las misteriosas radiaciones. Parapetados entre los muros de la casa, defenderán sus vidas abriéndose paso entre los no muertos machacando sus cabezas, el único golpe eficaz frente a los zombies.

George A. Romero revolucionó el cine de terror de temática zombie con 'La noche de los muertos vivientes'.

Con esta película de culto, George A. Romero se convirtió en un auténtico maestro del género. Claustrofóbica por momentos, Romero revolucionó las historias de zombies para siempre, sirviendo de base a futuros realizadores como Cronenberg, Raimi o Savini, que copió literalmente la cinta en 1990. Una película inquietante y bien desarrollada, donde a través de la terrorífica ficción el director hace una crítica velada a las nucleares, de gran carga radiactiva, y que en la época atormentaban a la humanidad en plena Guerra Fría.

La noche de Halloween (1978)

Con tan solo seis años, el pequeño Michael Myers, disfrazado de payaso, asesinó con un cuchillo de cocina a su hermana mayor. Era la noche de Halloween, la noche del terror. Tras estar internado quince años en una institución pisquiátrica, Myers huye del centro precisamente la víspera de Halloween, regresando a Haddonfield, su pueblo natal. Allí los jóvenes se disponen a disfrutar de la 'Noche de brujas'. Todos menos Laurie (Jamie Lee Curtis), un ratón de biblioteca que se presta a hacer de niñera. Pronto la joven será acosada por Myers -sus fugaces flash hasta su aparición total son espantosos-, que ya se ha cobrado más de una víctima en su regreso al hogar, mientas el doctor Loomis (Donald Pleasence) y el sheriff Brackett (Charles Cyphers) intentan capturarlo.


Si Romero revolucionó el cine de zombies, Carpenter no fue menos con el género de asesinos en serie. Rodada en tiempo récord, tan solo tres semanas, La noche de Halloween tiene todos los ingredientes de una película de terror cargada de intriga. El director de otras películas de culto como La Cosa o Vampiros de John Carpenter, no hace hincapié en los asesinatos, prescindiendo de la sangre en favor del misterio y la imaginación del propio espectador. El genio del terror creó un personaje mítico como el de Michael Myers, que protagonizó un total de ocho secuelas; y catapultó la carrera de Jamie Lee Curtis, cuya desesperación trasciende la pantalla. Finalmente, la música a cargo del propio director -sello de indentidad en sus obras- contribuye a crear escenas cargadas de una tensión escalofriante, que sentó las bases de un cine copiando en posteriores trabajos.

Un hombre lobo americano en Londres (1981)

Jack (Griffin Dunne) y David (David Naughton) se encuentran de vacaciones por Europa, concretamente, perdidos en una remota zona rural de Inglaterra. Mientras recuperan fuerzas en el bar del pueblo, los lugareños, con el semblante serio, advierten a los excursionistas del peligro de la noche, recomendando a ambos que no se aparten del camino. Tras el alarmante descanso, David y Jack emprenden la marcha hasta que sobreviene la tragedia: una extraña criatura les ataca en mitad de la noche con terribles consecuencias. David es el único superviviente, aunque sobrevive con extraordinarias secuelas que se hacen evidentes al amparo de la luna llena. Mientras tanto Jack, como el resto de víctimas del sanguinario animal nocturno, vaga como un muerto viviente por el mundo de los vivos hasta que termine el maleficio que acompaña a David.


Con tan solo 19 años y mientras trabajaba como ayudante de dirección en Los Violentos de Kelly, John Landis escribió el guión de esta película mezcla de amor, comedia, terror y una angustia desmedida. El director y guionista construye un ambiente agobiante, con dos protagonistas sensacionales a lo largo de todo el filme. Con un gran manejo de los tiempos y una banda sonora épica, Landis esconde a la bestia hasta el momento culmen de la película: cuando Naughton se convierte en Hombre Lobo. La mejor transformación en licántropo que he visto en pantalla. Un espectáculo visual que se llevó merecidamente el Oscar en la categoría de Maquillaje. A ello se suman escenas como la del zoo -rodada en una única toma con lobos reales- o el metro de Londres, cargadas de gran dramatismo y que completan una película entretenida y apasionante.

En los límites de la realidad (1983)

Albert Brooks y Dan Akroyd viajan en coche por una carretera oscura y con los sonidos de la noche como únicos acompañantes, cuando empiezan a recordar cuatro historias de la mítica serie de finales de los cincuenta En los límites de la realidad (Twilight Zone). La primera se centra en un racista (Vic Morrow) que sufre en sus propias carnes sus prejuicios raciales, teletransportándose a la Alemania nazi o Vietnam. La segunda tiene como protagonistas a un grupo de ancianos que reviven su infancia en la residencia donde se encuentran. La tercera nos presenta a una profesora (Kathleen Quinlan) que conoce a un misterioso muchacho, que tiene sometido a su familia mediante poderes sobrenaturales. Finalmente, la última historia relata el pánico de un pasajero (John Lithgow) con fobia a volar, que descubre un gremlin en el ala del avión ante la indiferencia del resto de pasajeros.

 

John Landis, Steven Spielberg, Joe Dante y George Miller dirigen estos cuatro relatos fantásticos como homenaje a la emblemática serie de mediados de siglo, En los límites de la realidad. Terror, misterio, utopía y suspense se citan en una película de infausto recuerdo para el actor Vic Morrow, fallecido de forma macabra junto a dos niños en medio del rodaje de la primera historia. Un siniestro hecho que acabó con Landis y el estudio en el banquillo de los acusados. La inquietante música de cabecera hace el resto para tener en muy cuenta un filme extraordinario y entretenido, que inspiró el episodio 123 -especial de Halloween- de Los Simpson.

Drácula de Bram Stoker (1992)

Finales del siglo XIX. El abogado londinense Jonathan Harker (Keanu Reeves) viaja al castillo del Conde Drácula (Gary Oldman) para que firme unas propiedades recién adquiridas en Londres. Drácula en realidad es un vampiro, de pasado tenebroso, que fija sus turbadores ojos en la mujer de Harker, Mina (Winona Ryder), de extraordinario parecido a su difunto amor Elisabeta. Cegado por la pasión, el sanguinario Conde viaja a Londres para conquistar a Mina, asesinando a todo inocente que se cruza en su camino. Solamente el empeño de Harker y del polifacético profesor Van Helsing (Anthony Hopkins) podrán poner en apuros las aspiraciones del Príncipe de la noche.


Combinando lujuria, amor, terror e intriga, Francis Ford Coppola plasmó en pantalla la leyenda del Conde Drácula. Una cinta oscura y siniestra por momentos, plagada de mucho sentimiento que se alzó con tres premios de la Academia, merced al perfecto trabajo artístico y de ambientación. Gary Oldman brinda una interpretación memorable, dando vida al Drácula más gótico que se recuerda en cine. Su macabra risa y presencia ante las cámaras será inolvidable. Al actor británico le acompaña un reparto cargado de estrellas que bordan sus papeles, confeccionando finalmente una película original y emocionante.

Sleepy Hollow (1999)

A finales del siglo XVIII, en el pequeño pueblo de Sleepy Hollow comienzan a sucederse una serie de asesinatos con un mismo patrón: las víctimas, conocidas entre sí, son decapitadas por el misterioso Jinete sin cabeza (Christopher Walken). Para esclarecer qué hay de leyenda y verdad, el surrealista investigador, Ichabod Crane (Johnny Depp) pone en práctica novedosas técnicas aplicadas en Nueva York, a través de unos aparatos sumamente sofisticados. Con estos artilugios y la ayuda de Katrina Van Tassel (Christina Ricci) y el joven Masbath (Marc Pickering), Crane destapa toda una conspiración que alcanza a los miembros más reputados de la comunidad.


Bella y aterradora por momentos, Sleepy Hollow se ha convertido, y con razón, en un clásico del género. Tim Burton plasma en la pantalla todo su ingenio combinando terror, intriga y cierta comicidad, ayudado por un reparto en estado de gracia. Sobre todo Johnny Depp, que realiza una de sus mejores interpretaciones de su carrera en el papel protagonista. Un guión fresco, una historia absorbente y una dirección artística de Oscar, ponen de manifiesto el valor de esta sobresaliente película.

La habitación del niño (2006)

Juan (Javier Gutierrez) y Sonia (Leonor Watling) son un matrimonio que se mudan junto a su bebé a una lujosa casa en la zona noble de la ciudad. La residencia es idílica, antigua y reformada. La casa de sus sueños. Sin embargo, todo se tuerce la primera noche cuando se escuchan risas y voces del transmisor situado en la habitación del pequeño. La pareja lo achaca a una coincidencia sin más, hasta que sustituyen el aparato por otro más moderno, que graba en imágenes de infrarrojos. La sorpresa es mayúscula cuando en el visor aparece una figura humana, un niño pequeño de aspecto lúgubre que visita a su hijo todas las noches. A partir de entonces el pánico y el delirio se instala en sus vidas, en un viaje tortuoso para separar la realidad de la ficción.



Alex de la Iglesia dirige esta tenebrosa película mezcla de terror, ciencia-ficción y sucesos paranormales realizada para la televisión en el apartado Películas para no dormir, un homenaje al gran Narciso Ibañez Serrador. El ritmo de la cinta es totalmente angustioso. Con una ambientación sombría, De la Iglesia utiliza fugaces flash fantasmales para introducir el miedo en la película; un recurso muy acertado. El terror insinuado siempre es más efectivo. En poco menos de una hora y cuarto, aun queda tiempo para reflexionar sobre la Paradoja de Schrödinger y la posibilidad de un sinfín de universos paralelos. Todo un ejercicio de entretenimiento introspectivo acompañado por un sensacional reparto y el sello distinguido de Alex de la Iglesia.

El orfanato (2007)

Laura (Belén Rueda) y su familia se instalan en un caserón de la costa que antaño fue el orfanato religioso donde ella se crío. Su intención es convertir la residencia en un centro de ayuda a niños discapacitados. Ya en la casa, su hijo Simón, adoptado, de siete años de edad y portador del VIH, se deja llevar por el misterio del entorno y el hogar (Roger Príncep), hasta crear un amigo imaginario, Tomás (Oscar Casas), de aspecto siniestro y con el que juega en sus ratos libres. El día de la inauguración de la residencia, tras una fuerte discusión entre Laura y su hijo, el pequeño desaparece en extrañas circunstancias. A raíz de varias visiones y apariciones relacionadas con su infancia, Laura emprende una frenética búsqueda de su hijo, llegando a contactar con una medium -Geraldine Chaplin- que provoca cierta tensión entre ella y su sufrido marido (Fernando Cayo). Mientras los sucesos paranormales no cesan, Laura alberga esperanzas de encontrar a su hijo vivo, pese a que el misterio que envuelve a la desaparición es cada vez más insoportable.

En la construcción de las apariciones fantasmales, Bayona se inspira en los grandes clásicos del terror.

Juan Antonio Bayona debutaba en su primer largometraje con una película original, fresca, llena de fantasía y con algunos momentos de verdadero terror. Una labor reconocida con 7 premios Goya en la edición de 2007. Y es que el director español, que supo combinar perfectamente los elementos más básicos del género clásico con un toque de suspense y thriller moderno que engancha desde los primeros fotogramas, creó un personaje -el fantasma- que ha dejado huella en la imaginación colectiva. Una aparición siniestramente terrorífica, y eso que Bayona, en los momentos de mayor tensión, hace primar los efectos sonoros sobre los visuales, con lo que los sustos que la película llega a provocar calan más profundamente. Ese trabajo magistral detrás de las cámaras se apoya en una interpretación sensacional de todo el reparto, especialmente Belén Rueda, que firma la que tal vez sea su mejor interpretación hasta la fecha.

Expediente Warren, The Conjuring (2013)

La familia Perron se traslada a su nueva residencia en Rhode Island con todas las ilusiones de emprender una nueva vida por delante. Tras pasar una primera noche accidentada, los sucesos paranormarles empiezan a sucederse por la casa, afectando especialmente a Carolyn Perron (Lili Taylor) y a sus hijas, blanco de una siniestra presencia que atormenta a toda la familia. Desesperados, Carolyn y Roger (Ron Livingston) piden ayuda a Ed (Patrick Wilson) y Lorraine Warren (Vera Farmiga), una prestigiosa pareja de parapsicólogos, acreditados por la propia Iglesia Política y que, a pesar de su experiencia contrastada en el mundo del misterio, vivirán un episodio terrorífico que les perseguirá para siempre.

James Wan lleva a la gran pantalla la fascinante y aterradora historia de la familia Perron.

James Wan rescata los hechos reales ocurridos en una casa de Harrisville, Rhode Island, para brindar una película de terror en toda regla. Los inquietantes sucesos que persiguieron a la familia Perron en los años setenta son retratados con suma delicadeza y de forma muy efectiva, provocando auténtico pavor en muchas escenas que son ya memorables. Desde el comienzo, con la aparición de la muñeca Anabelle, los pelos se ponen de punta. Un escalofrío que durará durante toda la película. En ese efecto hipnótico tienen gran peso Vera Farmiga y Patrick Wilson, que interpretan magistralmente a los Warren, una pareja fascinante. El trabajo redondo de Wan, que ya prepara secuela, le ha hecho un nombre en el género de terror moderno, y con Expediente Warren muestra el por qué. Miedo y pánico totalmente garantizado en esta historia real de casas encantadas.

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