martes, 28 de enero de 2014

'A propósito de Llewyn Davis': Si no es nuevo y nunca envejece, son los Coen

En 1985, Ethan y Joel Coen debutaban con su primer largometraje en Sangre Fácil. Desde entonces, los hermanos más famosos de Hollywood han dejado auténticas joyas que forman parte de la historia del séptimo arte. Más importante aun, ambos son los creadores de un cine con impronta personal y fácilmente reconocible. Un celuloide que ha dejado de ser nuevo pero que jamás envejece, manteniendo una frescura al alcance de muy pocos.

No cabe duda que A propósito de Llewyn Davis, su último trabajo hasta la fecha, lleva el sello de los Coen. El propio Llewyin, magistralmente interpretado por Oscar Isaac (Drive, Agora), es un personaje que constantemente se repite en la filmografía de los de Minnesota. Desgraciado, errante y sin suerte en la vida, pese a sus esfuerzos por salir adelante y lograr el éxito. Estas son las cualidades que mejor suelen definir a los protagonistas de sus filmes.

Oscar Isaac sostiene en brazos a Ulysses, la grata sorpresa
que ofrecen los Coen (Universal)
Sin embargo y como gran novedad, los Coen van más allá, ofreciendo una película dura, impactante y con una gran carga de profundidad que alcanza de lleno al espectador. Con la música folk -nuestro protagonista es una buen cantante de este estilo- como excusa y telón de fondo, los hermanos nos sumergen en una historia de dolor y sufrimiento por conseguir un sueño: el del triunfar en la música. Por suerte para sus aficionados, no olvidan ese toque de humor negro que tan célebre y distinguido ha hecho a su cine.

Tanto Ethan como Joel brindan todo un regalo auditivo y visual. Somos testigos del largo recorrido que emprende Llewyn, atormentado por el recuerdo de la muerte de su compañero, hacia el fracaso. Un camino narrado de forma sobria e inteligente, donde nos encontramos una serie de personajes secundarios muy bien trabajados y que también llevan la marca del estilo Coen.

John Goodman pone el toque de humor ácido (Universal)
Empezando por el fascinante John Goodman, colaborador de los hermanos en míticos filmes como Burton Fink, O'Brother o El Gran Lebowski. Goodman rebosa en la pantalla y no solo por su aspecto físico. Es un hombre dotado de grandes aptitudes interpretativas. Su sola presencia basta para que una película gane en calidad. En apenas quince minutos despliega todo su talento para darle a la cinta ese toque de humor ácido que caracteriza al cine de los Coen, recorriendo junto a Llewyn la larga carretera hacia la nada, en un viaje lleno de emociones.

Sentimientos que finalmente estallan en una de las dos escenas más emotivas de toda la película. Esta no es otra que la protagonizada por el propio Isaac junto a F.Murray Abraham (Amadeus, El nombre de la rosa), que da vida al magnate de la música Bud Grossman. Una secuencia que pone los pelos de punta por la carga emotiva del momento. Una situación que volverá a repetirse en la visita de Llewyn a su padre, siendo esta la segunda escena más escalofriante del filme.

La magia del Greenwich Village

Pero si Goodman pone la vis cómica y Abraham la dramática, Justin Timberlake -progresando cada vez más en esto del cine- y Carey Mulligan -con una actuación más que decente- hacen una combinación de ambos elementos. En este caso Timberlake prácticamente no tiene ni que actuar, ya que el papel le viene como anillo al dedo. Su personaje representa, en el mundo del folk, todo lo opuesto a Llewyn. Una persona sin ínfulas, sencilla y sosegada, que ofrece un momento memorable con la canción Please Mr. Kennedy.

F.Murray Abraham comparte con Isaac una de las escenas más
emotivas del filme (Universal).
Por su parte, Mulligan encarna a una cantante liberal que ha mantenido un breve pero intenso affaire con el descarriado de Llewyn, al que solo la pena le une. Su momento álgido llega, junto a Timberlake y Stark Sands (Generation Kill) con una actuación que recuerda a su New York, New York de Shame. Todos ellos, en definitiva, representan y dan forma a la magia del Greenwich Village de los años 60, cuna de una cultura que marcó a toda una generación y de la que salieron grandes artistas inolvidables -atención al insuperable final cargado de homenaje y simbolismo a partes iguales-.

Un encanto al que también contribuye el invitado sorpresa de la película, Ulysses. Este gato, de estilo refinado, se convierte en testigo presencial de las amarguras y avatares de Llewyn, en lo que representa un claro guiño a La Odisea de Homero, historia que fascina a los Coen desde sus inicios -como ya ocurriera en O'Brother-.


A propósito de Llewyn Davis puede que no sea su mejor película. Incluso al espectador normal le costará conectar con ella, debido sobre todo a ese ritmo pausado que la define. Pese a ello, deja huella. Ya sea por su banda sonora, los personajes o la sinceridad con que están rodadas las escenas, lo cierto es que estamos ante una cinta que se mastica y digiere con el paso de los días. Un transcurso necesario para reflexionar y, sobre todo, disfrutar de esta auténtica obra de arte que queda grabada en la retina y el oído.


Ficha Técnica


Título original: Inside Llewyn Davis

Año: 2013

Género: Drama / Comedia Romántica-Musical

Duración: 105 min.

País: Estados Unidos 

Director: Joel Coen, Ethan Coen

Guión: Joel Coen, Ethan Coen

Música: Varios

Fotografía: Bruno Delbonnel

Reparto: Oscar Isaac, Carey Mulligan, John Goodman, Ethan Phillips, Garrett Hedlund, Justin Timberlake, Max Casella, F. Murray Abraham, Jeanine Serralles, Stark Sands, Jerry Grayson, Robin Bartlett, Adam Driver

Premios: 2013: 2 nominaciones a los Oscar: Mejor Fotografía, Mejor Sonido
                2013: 3 nominaciones Globos de Oro: Director, Actor y Película Musical
                2013: Festival de Cannes: Gran Premio Especial del Jurado
                2013: Premios Gotham: Mejor Película
                2013: Círculo de Críticos de Nueva York. Mejor Fotografía
                2013: American Film Institute: Top 10 Mejores Películas del Año

Puntuación: 9/10

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