Detrás de un soldado, como de cualquier otra profesión, hay una persona. "La humanidad es como es. No se trata de cambiarla, sino de conocerla", escribía Gustave Flaubert. "Existe en todos nosotros un fondo de humanidad mucho menos variable de lo que se cree", añadía Anatole France. Mientras George Orwell remataba que: "Lo importante no es mantenerse vivo, sino mantenerse humano".
De esas tres acepciones sobre la humanidad podría nacer Un taxi para Tobrouk, de Denys de La Patellière. Una verdadera aventura, una especie de road movie tragicómica, que presenta en escena a cinco protagonistas (Lino Ventura, Charles Aznavour, Hardy Krüger, Maurice Biraud y Germán Cobos) de forma individual, cada uno con su singularidad, para hacerlos luego converger en una historia única, en mitad del desierto. De lo particular a lo general. De como el individuo, unido con su 'hermano', es una máquina perfecta.