jueves, 2 de marzo de 2023

'Un taxi para Tobrouk': Aliados en la arena del desierto

Detrás de un soldado, como de cualquier otra profesión, hay una persona. "La humanidad es como es. No se trata de cambiarla, sino de conocerla", escribía Gustave Flaubert. "Existe en todos nosotros un fondo de humanidad mucho menos variable de lo que se cree", añadía Anatole France. Mientras George Orwell remataba que: "Lo importante no es mantenerse vivo, sino mantenerse humano".

De esas tres acepciones sobre la humanidad podría nacer Un taxi para Tobrouk, de Denys de La Patellière. Una verdadera aventura, una especie de road movie tragicómica, que presenta en escena a cinco protagonistas (Lino Ventura, Charles Aznavour, Hardy Krüger, Maurice Biraud y Germán Cobos) de forma individual, cada uno con su singularidad, para hacerlos luego converger en una historia única, en mitad del desierto. De lo particular a lo general. De como el individuo, unido con su 'hermano', es una máquina perfecta. 

Así, en síntesis, la película gira en torno a cuatro soldados aliados, que salvan la vida tras una cruenta batalla con los alemanes. En mitad de la noche se adentran en el desierto con su jeep, que en la mañana es atacado por la aviación germana, dejándolos literalmente tirados en mitad de la nada, con las fuerzas al límite. Extenuados, se topan con un pequeño grupo de nazis, al que liquidan, salvo a uno de ellos, escondido, que toman por prisionero. Héroe de guerra, para más inri, y de familia de tradición castrense. Una vez capturadas las provisiones y el rehén, todos ponen rumbo a Tobrouk, eliminado la barrera entre enemigos y amigos...

Ingleses, franceses, judíos, nazis... La arena del desierto les recuerda que son lo mismo: personas, al fin y al cabo. Soldados que dejan a un lado sus diferencias por una causa común. Una rivalidad que se torna en amistad y camaradería. Un relato antibelicista sutil, sin las alharacas del cine contemporáneo. Incluso con licencias para el humor, gracias a unos diálogos potentes, llenos de significado e inteligencia. Porque sí, hasta en la Segunda Guerra Mundial tiene cabida la risa, aunque sea de pasada.

Los protagonistas de Un taxi para Tobrouk son, en sí mismos, un oasis en medio del desierto de la guerra. Por sus cualidades personales, sus experiencias y conclusiones a las que llegan de un mundo que les ha tocado vivir. 

Un alegato por la vida, la humanidad, frente a la barbarie y la sinrazón. Hora y media de cine con mayúsculas, que no te deja despistarte ni un segundo, pues todas y cada una de sus escenas, sus diálogos, son de una calidad impecable. Como esa ristra de atrocidades en nombre de la igualdad, la libertad y la fraternidad.

Por supuesto, como toda película del género, hay escenas de acción. La tensión va in crescendo, conforme los cinco soldados se adentran entre las líneas enemigas. Salvando algún que otro contratiempo de montaje (estamos en 1960, no seamos tiquismiquis), la película de Denys de La Patellière reivindica al ser humano en su concepción original, con un desenlace impactante, que supone el fin de un camino magistral. 


Ficha Técnica

Título original: Un taxi pour Tobrouk

Año: 1960

Duración: 95 min.

Género: Bélico

País: Francia Francia 

Dirección: Denys de La Patellière

Guion: Michel Audiard, Denys de La Patellière, René Havard

Música: Georges Garvarentz

Fotografía: Marcel Grignon, Salvador Torres Garriga

Reparto: Lino Ventura, Charles Aznavour, Hardy Krüger, Maurice Biraud, Germán Cobos

Puntuación: 9/10

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