sábado, 2 de marzo de 2019

'Van Gogh, a las puertas de la eternidad': Un genio incomprendido, una película intrascendente

Hace apenas unos días hablamos de la ópera prima de Julian Schnabel y del homenaje que hizo a su amigo el pinto Jean-Michael Basquiat. En aquella obra también se veía la relación íntima de Schnabel con el mundo de las artes plásticas. Su mundo, antes de dar el salto a las cinematográficas. Y en 1996, con Basquiat, el director norteamericano ya daba una pincelada sobre Vincent Van Gogh en las primeras secuencias protagonizadas por Jeffrey Wright.

Además, Willem Dafoe también tenía una aparición en esta ópera prima. Demasiada coincidencia hasta este 2019, donde Schnabel y Dafoe han vuelto a unir sus caminos con Van Gogh, a las puertas de la eternidad. Un filme que se centra en la etapa del pintor holandés en la ciudad francesa de Arles. Fuente de inspiración de muchos de sus cuadros. Pero también causa de muchos de esos problemas de personalidad, psicológicos e incluso psiquiátricos que acecharon al artista impresionistas.


En medio de toda esa creación pictórica, la película nos acerca a la relación de amistad que mantuvo con otro genio de la pintura como Paul Gauguin, interpretado por Oscar Isaac (El año más violento) de una manera más que decente. Sin olvidar la figura vital de Theo Van Gogh, su hermano -Rupert Friend (Homeland), éste sí un triunfador como marchante de arte, y esa incapacidad de relacionarse con alguien más que ellos dos y la propia naturaleza.

Su miedo al fracaso, atormentado por esa sensación de ser un genio incomprendido, adelantado a su época -lo más potable de todo el metraje ese ese momento con Mads Mikkelsen-, sus distintos vaivenes psiquiátricos, la soledad, la falta de amor y otra serie de taras son abordadas en Van Gogh, a las puertas de la eternidad. Pero de una manera superficial. No se termina de entrar verdaderamente en el conflicto cuando aquí sí era necesario. Mostrando finalmente un personaje, Van Gogh, que no trascenderá hasta siglos después de su muerte.

Oscar Isaac es Paul Gauguin en 'Van Gogh, a las puertas de la eternidad (Diamond Films).

Y buena culpa de ello la tiene Julian Schnabel. Ya digo que es un director que me enamoró con Basquiat. Me siguió conquistando con La escafandra y la mariposa -también con Mathieu Amalric-, donde ya se veían esos primeros planos ciertamente atosigantes. Pero con Van Gogh, a las puertas de la eternidad me ha roto el corazón. Una película insustancial. Un biopic más intrascendente.

O a lo mejor yo, como a Vincent Van Gogh en su tiempo, no he llegado a comprender el trabajo de Schnabel. Será porque su cámara me vuelve loco para mal. Me marea. Me hace perder el interés y el hilo entre tanto giro, carrera con cámara al hombro, primeros planos que intimidan, cansan y te encierran sin posibilidad de respirar.

Van Gogh encuentra la paz en espacios abiertos, pintando (Diamond Films),

Imagino que es la sensación que vivía Van Gogh entre las cuatro paredes de su estudio y liberaba cuando salía a cielo abierto. Y a lo mejor ahí podría pensar que Julian Schnabel se ha convertido en un genio también avanzado a su tiempo, pues hace cosas que soy incapaz de ver, por ahora.

Quizá esa ha sido su intención de transmitirlo en la gran pantalla. Ponernos en la piel del pintor. Conmigo no lo consigue y a lo mejor tú, como lector, tienes más suerte a la hora de apreciar la creación del holandés y de Julian Schnabel.

El loco del pelo rojo

No es la primera vez que Van Gogh salta de la pintura a la gran pantalla. Y de entre todas las películas, por aclamación de público y crítica, destaca El loco del pelo rojo, dirigida en 1956 por Vincente Minelli y protagonizada por Kirk Douglas en la que fue una de sus tres nominaciones al Oscar como mejor actor.

Willem Dafoe y Rupert Friend, que da vida a Theo Van Gogh (Diamond Films).

Confieso que no he visto a día de hoy este clásico y no tengo un referente previo al de Willem Dafoe, que protagoniza el trabajo de Julian Schnabel. Tanto mejor así, pues huyo de las comparaciones que siempre son odiosas. Y en este sentido, declarándome admirador de Dafoe, que este año repetía nominación tras su actuación en The Florida Project, no me convence su actuación. Salvo momentos puntuales, cuando comparte planos con Oscar Isaac y Mad Mikkelsen, el resto es una actuación para olvidar, como la película.


Willem Dafoe, como Vincent Van Gogh, pintando en su habitación (Diamond Films)

No le sienta bien a Dafoe tanta soledad en pantalla. Menos histriónico de lo habitual, más contemplativo, austero y parco en sus diálogos. Los excesivos primeros planos de Schnabel tampoco le benefician y construye un Van Gogh con el que no logro conectar tampoco.

Ya digo que a lo mejor no era el día para disfrutar de un actor y un director que en otras ocasiones sí me han entusiasmado. Pero como nadie es perfecto, tampoco los genios, no creo que Van Gogh, a las puertas de la eternidad, trascienda más allá en la historia de la cinematografía.


Ficha Técnica


Título original: At Eternity's Gate

Año: 2018

Duración: 106 min.

Género: Biográfico / Drama / Pintura

País: Reino Unido Reino Unido

Dirección: Julian Schnabel

Guión: Jean-Claude Carrière, Julian Schnabel, Louise Kugelberg

Música: Tatiana Lisovkaia

Fotografía: Benoît Delhomme

Reparto: Willem Dafoe, Rupert Friend, Oscar Isaac, Mads Mikkelsen, Mathieu Amalric, Emmanuelle Seigner, Niels Arestrup, Anne Consigny, Amira Casar, Vincent Pérez, Lolita Chammah, Stella Schnabel, Vladimir Consigny, Arthur Jacquin,  Solal Forte, Frank Molinaro, Alan Aubert, Vincent Grass, Clément Paul Lhuaire, Laurent Bateau, Montassar Alaya, Didier Jarre, Thierry Nenez, Johan Kugelberg, Alexis Michalik

Premios: 2018: Premios Oscar: Nominada a mejor actor (Willem Dafoe)
                2018: Festival de Venecia: Mejor actor (Willem Dafoe)
                2018: Globos de Oro: Nominada a mejor actor drama (Willem Dafoe)
                2018: Critics Choice Awards: Nominada a mejor actor (Dafoe)
                2018: Satellite Awards: Nominada a mejor actor drama (Willem Dafoe)

Puntuación: 4/10

7 comentarios:

  1. Ostras, la estaba barajando para verla esta tarde, pero después de tu lapidaria frase de "una actuación para olvidar, como la película" creo que opto por la segunda opcion "Profesor en Groenlandia"

    HemosVisto!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A lo mejor a ti te convence más que a mi Joan. Yo es que no logré entrar en ningún momento en la película. Muy mareante

      Eliminar
  2. De acuerdo Roberto con tu crítica. Tanto la actuación como la película son olvidables.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los trabajos anteriores de Schnabel sí me convencieron. Me gustaron mucho la verdad, pero es que aquí... creo que se pasa con los primeros planos. Y la historia al final es muy plana. Me alegro de coincidir contigo

      Eliminar
  3. No me atrae nada esta película pese al talento de William Dafoe.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  5. Imagino que es la sensación que vivía Van Gogh entre las cuatro paredes de su estudio y liberaba cuando salía a cielo abierto. Y a lo mejor ahí podría pensar que Julian Schnabel se ha convertido en un genio también avanzado a su tiempo, pues hace cosas que soy incapaz de ver, por ahora.
    Read more at cua go phong ngu
    Read more at cua go melamine

    ResponderEliminar

Traductor

Lo más visto

Archivo del blog