11 de octubre de 1975. Faltan apenas un par de horas para que sean las 11:30. El programa no empieza porque esté listo. Empieza porque son las 11:30. Lorne Michaels lo tiene claro. Su equipo no, pero están a punto de hacer historia de la televisión.
Faltó poco para que no escucháramos a Chevy Chase decir por primera vez: ¡En directo, desde Nueva York, es sábado noche! Una de las frases más famosas de la historia de la televisión. Porque eso fue, ha sido y es Saturday Night, además de cuna de grandes cómicos como Dan Aykroyd, John Belushi, el propio Chevy Chase, Billy Crystal o Andy Kaufman, además de Julia Louis-Dreyfus, Robert Downey Jr., Will Ferrell, Eddie Murphy, Bill Murray y un largo etcétera.
Como homenaje a semejante fábrica de talentos, Jason Reitman, hijo del gran Ivan Reitman y responsable de películas como Juno o Up in the air, dirige con buen tino Saturday Night, una notable película que nos sitúa en las horas previas al primer programa de esta amalgama de sketches alocados y terriblemente divertidos.
Reitman hijo nos sumerge en la tensión y el vértigo que experimentaron un grupo de jóvenes cómicos, dispuestos a todo por reventar la televisión que se hacía hasta la fecha en Estados Unidos y en el mundo entero. Hasta a ir contra la censura de una NBC puritana, como el resto del país, claro.
El director canadiense lo hace rodeado por una pléyade de actores jóvenes que pueden tener en esta película lo que sus predecesores en el Saturday Night. Cierto que algunos ya han dado muestras de sus capacidades, como el protagonista Gabriel Labelle en The Fabelmans o Cooper Hoffman, hijo del legendario Phillip Seymour Hoffman, en Licorize Pizza. Junto a ellos, consagrados como Willem Dafoe y J.K. Simmons.
Con una dirección visual que nos retrotrae a hace cincuenta años, Saturday Night es una película caótica, donde parece que reina la anarquía pero todo responde a un deseo, el de Lorne Mitchaels, traspasado a Ivan Reitman.
El director le imprime un ritmo frenético a ese caos controlado, gracias a esos planos secuencia y giros de cámara en los que se gusta y regodea, coreografiando cada movimiento de unos actores en estado de gracia. Bailarines al servicio de la comedia, a punto de hacer historia.
Una película que te reencuentra con el cine de siempre, donde lo que importa es el valor humano y la historia que se quiere contar. Una película fresca y ágil, como el programa que hace cincuenta años rompió todos los moldes y mostró otra forma de hacer arte audiovisual. El perfecto homenaje a medio siglo de historia.
Ficha Técnica
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