viernes, 12 de febrero de 2021

'30 monedas': Álex de la Iglesia, el 'Dominus et deus' para (el) bien y para (el) mal

Cuando te 'enfrentas' a un trabajo de Álex de la Iglesia 'compras' todo el pack. Es decir: sus virtudes y sus defectos. Aunque sus trabajos te dejen esa sensación similar al 'coitus interrumptus', acabas volviendo a él una y otra vez. En mi caso, porque su puesta en escena suele ser, por lo general, maravillosa. Tiene un intangible lo más parecido a la fe, algo así como lo divino y lo humano. Temas, por otro lado, que son una constante en sus películas, a las que por mínimo que sea consigues extraerle el jugo necesario para disfrutarlas. 

Me ha sucedido lo mismo con 30 monedas y un arranque espectacular. La propia cabecera, con el Calvario de Jesucristo y la música de Semana Santa de fondo del gran Roque Baños (¡qué bueno es!), tiene una fuerza impresionante. 

Suficiente para engancharte a cada capítulo, si bien la serie sufre el síndrome del globo que va desinflándose por los vicios eternos de su director. Pero, eso sí, dejando por el camino un aire fresco, original y muy potable sobre la eterna lucha del bien y el mal. Que por cierto, son lo mismo, solo que no se han dado cuenta. Pero esa es otra historia.

En la serie de HBO y a través de ocho capítulos, De la Iglesia presenta al padre Vergara (Eduard Fernández), exboxeador y exorcista que se ha escondido en un pueblo muy 'Berlanguiano' como el de Pedraza (Segovia), huyendo de los adoradores de Satanás que dirigen la Iglesia Católica y El Vaticano. El sacerdote tiene algo que estos esbirros del demonio desean: una de las 30 monedas con las que Judas cumplió su papel de traicionar a Jesús, y formar parte así del milagro.

Si la tradición dice que los objetos sagrados son capaces de obrar milagros, aquellos que infligieron dolor a Cristo desatan el mal una vez convocados. Y eso se proponen un grupo de obispos y cardenales, que dan con el padre Vergara en el pueblo segoviano, donde pretendía pasar desapercibido.

A partir de ese momento empiezan a sucederse fenómenos paranormales y extraordinarios en la villa, donde el cura se sitúa como el vórtice de todos estos. Paco, el iluso e ingenuo alcalde de Pedraza (Miguel Ángel Silvestre) y Elena (Megan Montaner), una curiosa veterinaria, tratan de aproximarse al sacerdote y saber más de su oscuro pasado, así como el significado de la reliquia.  Y cuánta más información desvelan, más próximo está el fin del pueblo y la humanidad.

El día de la bestia

Eduard Fernández es el mejor discípulo de Álex Ángulo. Es imposible no perder de vista la gran obra de Álex de la Iglesia, El día de la bestia, en 30 monedas, si bien aquí va un paso más allá. Y no porque sea más extensa, sino porque el director y responsable también del guion, junto a Jorge Guerricaechevarría, suma más reflexión teológica y filosófica que su predecesora, que ya iba bien cargada de esto. 

Además juega muy bien las cartas de la fantasía para abordar a legendaria lucha por el poder divino y terrenal, introduciendo monstruos salidos del infierno de El Bosco, en 'El jardín de las delicias', o 'La Cosa', de John Carpenter. Criaturas abominables con las que arranca algún susto que otro, y que son el puro espejo de unos humanos, que sacan sus miserias internas al exterior, y a los que el bilbaíno retuerce hasta los límites de la realidad. 

Así te topas con un reparto de dulce, empezando por Fernández, que nunca falla. Uno de los mejores actores que tenemos hoy día aquí en este país. Pero para mi sorpresa, Miguel Ángel Silvestre está genial. Aparta a un lado ese rol de guaperas, enfundándose el traje de un alcalde con unos tics de los que se apropia el actor. Se mimetiza con su personaje casi sin pestañear.

Con él brillan también el elenco femenino, como son la propia Montaner y Macarena Gómez, desatada hacia el final. Y como Álex de la Iglesia sabe de la importancia de tener buenos secundarios al 'servicio' de los primeros espadas, aquí habría que premiar una vez más a los responsables del casting por la elección de los habituales de su cine.

El infierno no son los otros

Tarde o temprano uno tiene que afrontar sus miedos cara a cara. Por mucho que intentes huir, si no has gestionado ese episodio traumático que te marcó, éste se repetirá una y otra vez. Primero con menor intensidad, casi imperceptible. Pero como sigas obcecado en obviar las señales, estas aumentarán de grado a la par que el dolor que te ocasionen.

El padre Vergara sufre esto en su propia persona. En verdad no solo él, pues cada uno de los personajes tiene en su poder la egoíca enfermedad y su sanación. Nada está fuera, todo está en uno mismo, poniendo en valor la frase de Sartre: El infierno son los otros. Pues no, el cielo, el infierno y el purgatorio soy yo, y nada más que yo.

Con esa filosofía, Álex de la Iglesia va avanzando en la trama a la par que envuelve todo este entramado reflexivo en interesantes dosis de entretenimiento. A veces muy salvaje, muy primario, y otras un tanto bobalicón, con escenas que más valdría haber eliminado, sobre todo en el penúltimo y último capítulo. Porque como siempre le ocurre, el intrigante director recorre la banda, sortea a uno y a otro con grandes filigranas, llega frente al portero, se lo piensa y en ese momento de impass, donde se lía la manta a la cabeza, manda el balón al poste o a las nubes. 

Un diablo bien vestido, por un ángel es tenido

Como prefiero quedarme con los buenos momentos de esa jugada, aquí sí rompo una lanza (y no la de Longinos) a favor de Álex de la Iglesia, cuando construye unos teóricos malos muy, muy buenos. Manolo Solo es brillante. Sus mano a mano con Eduard Fernández a mi me ganan para la causa. No sé si habrá vendido su alma al diablo, pero qué barbaridad de actor. 

Y hablando del maligno, el pobre Ross en Friends ya lo tuvo delante cuando trataba de ganarse a Rachel. Allí se llamaba Paolo, y el actor que se enfundaba este guante, Cosimo Fusco. En 30 monedas es más perverso, aquello era comedia, pero aquí pone de manifiesto que 'un diablo bien vestido, por un ángel es tenido'.

Con Manolo Solo y Cosimo Fusco se da en la diana para completar todo el plan de Dios. En 30 monedas, el 'Dominus et deus' es Álex de la Iglesia, que construye un circo sanguinario y tétrico como el de la maravillosa Carnivàle, pero con más 'enanos' que saltimbanquis. Que no os eche para tras más de una hora de duración por capítulo. Si se bosqueja entre todo lo planteado, por fin y ya hacía tiempo, las virtudes del bilbaíno ganan a sus defectos. 


Ficha Técnica

Título original: 30 monedas

Año: 2020

Duración: 8 capítulos, 60 minutos por episodio

Género: Series / Religión / Sobrenatural / Terror

País: España España 

Dirección: Álex de la Iglesia

Guion: Álex de la Iglesia, Jorge Guerricaechevarría

Música: Roque Baños

Fotografía: Pablo Rosso

Reparto: Eduard Fernández, Megan Montaner, Miguel Ángel Silvestre, Macarena Gómez, Manolo Solo, Carmen Machi, Antonio Velázquez, Secun De La Rosa, Paco Tous, Javier Bódalo, Pepón Nieto, Jaime Ordóñez, Francisco Reyes, Mafalda Carbonell, Julián Valcárcel, Víctor Clavijo, Abril Montilla, Mariana Achim, Cosimo Fusco, Bianca Kovacs, Johnny Melville, Riccardo Frascari, Nourdin Batan, Oscar Garcia Martin, Leonardo Nigro, Manuel Tallafé, Mariano Venancio, Enrique Martínez, José Alias, Carla Tous, Antonio Durán, Carla Campra, Nacho Braun, Elisa Matilla, Nuria González, Greta Fernández, Jorge Andreu

Puntuación: 7/10

2 comentarios:

  1. "30 monedas" me llama mucho la atención, y lo hace desde la primera vez que la vi publicada. Y después con críticas como esta me refrendo en las ganas, pero... continuo pensando que capítulos de 1 hora... ufff

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  2. Bueno yo os animo. Tiene defectos la serie pero la duración de los capítulos no es uno de ellos

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