El método Kominsky llegó a puerto. Se acabó. Tres temporadas que han rallado a una gran altura desde que emergiera con chispa en 2018, con una continuación, la segunda temporada, manteniendo un nivel de comedia que no se ha arrugado en ningún momento. Como un buen plato de comida, madurado y reposado, sabe mejor.
Y es que la pareja que nos han legado Michael Douglas y Alan Arkin en este tiempo ha sido de matrícula. Qué conexión, qué química. A la vejez viruelas, y buenas risas. El creador de The Big Bang Theory, Chuck Lorre, ha conquistado Netflix desde la autenticidad de unos personajes creíbles, que han logrado el éxito profesional, pero en lo personal, son otra historia. Conjugar las dos esferas en estas temporadas ha sido un trabajo maravilloso.